Por Luis Botto
LA NACION
Colón tuvo un tramo de inspiración. Cerca del final del primer capítulo y, sobre todo, en el comienzo del segundo. Y respaldado en una saludable propuesta, dio la nota. Un gran golpe. Anoche, en el Sur, en el cierre de otro sábado de super acción, se impuso a Lanús por 2 a 1. Un impacto del equipo conducido por el Negro Gamboa y otro desliz del conjunto que dirige el carismático Lucho Zubeldía, que no tuvo respuestas. Una semana después de la derrota en Bahía Blanca, otro tropiezo. El equipo granate había amagado con regresar, pero se cayó otra vez. Casi sin darse cuenta.
Extraña demasiado a Blanco. Al gran Blanquito. Su ausencia provoca dolores de cabeza a todos. A los hinchas de Lanús, primero. A los adoradores del buen juego, después. Lanús lo necesita como el agua. Así, no puede. Y un adversario menor -que se hubiese conformado con la igualdad- se le animó. Y de qué manera.
Como si se tratase una broma del destino, el equipo santafecino decidió el momento exacto de cada uno de sus golpes. Final del primer tiempo y comienzo del segundo. Esos instantes en los que al adversario agredido le cuesta recuperarse. Queda dolorido, casi sin reacción. Como si fuese un boxeador aturdido, sin posibilidad de una hipotética rehabilitación. Primero, un cabezazo de Bati Larrivey, luego de un centro preciso, casi milimétrico de Quilez. Más tarde, un fantástico zurdazo de Damián Díaz, luego de una gran acción individual, plena de amagues y belleza individual. Dejó a sus marcadores desparramados, como si se tratasen de simples decorados, suerte de actores de reparto de una obra ajena.
Sin embargo, Lanús reaccionó. Tiene fútbol y valentía para creer que se puede siempre. Logró el descuento con una de las acciones más añejas del juego de la pelota. El centro atrás. El uruguayo Regueiro, desde el sector izquierdo, fue al fondo, lanzó un envío exacto que encontró la perfecta ubicación de Romero. Y el delantero ensayó y disparó: directo al ángulo. Lo que siguió fue la síntesis exacta de la emoción: Lanús buscó el empate como si se tratase de una pequeña gran obsesión, mientras que Colón ensayó el arte del contraataque, aunque muy de vez en cuando. El equipo del Sur estuvo cerca y el elenco santafecino no se quedó atrás. Fueron unos 20, 25 minutos interesantísimos. De una lucha de estilos, con el corazón caliente y la mente fría.
Sin embargo, ya era demasiado tarde para Lanús. Se quedó sin nafta en el tramo final. Corrió, luchó, pero no le bastó. Colón se aferró al buen resultado, con algo más que fútbol cuando lo consideró conveniente. Con un destacado Damián Díaz y el respaldo de un equipo que quiere salir a flote.
- Alarma: se lesionó Fuertes
Iban 25 minutos del primer tiempo. De pronto, el Bichi Fuertes sintió un gran dolor. Y salió del campo de juego; después se supo que fue un desgarro. Higuaín ingresó por él.
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