En el pago chico, la jornada arrancó con el amistoso de Lanús con Huracán, que si bien no sirve para sacar conclusiones, al menos permite empezar a palpitar lo que se viene, y disfrutar la sensación de que Valeri empieza a confirmar que está de vuelta cerca de su mejor nivel, y para saludar amigos que en buen número se acercaron al estadio, ansiosos, algunos temerosos de que las cosas no mejoren, otros ilusionados en vivir un año inolvidable, y todos un poco de todo.
Desde hace algunos días, la tensión del país futbolero iba aumentando en la misma medida que se acercaba la hora de un superclásico muy especial e impensado, un partido que muchos de los protagonistas no querían jugar por temor a los costos que deberían pagar ante una eventual derrota, pero que todos los simpatizantes querían ver, porque se trataba de un desafío inédito: El clásico del verano enfrenta a Boca campeón invicto del reciente Torneo Apertura 2011, ante River en el Nacional “B” sin terminar de consolidarse como puntero, pero con un equipo que ilusiona por juventud y categoría, con la participación de figuras que vuelven del primer mundo manteniendo plena vigencia. Los protagonistas –dirigentes, cuerpo técnico, futbolistas- temen el choque porque juegan por plata, y como es lógico, son conservadores. Los hinchas, la cuarta pata, lo querían si o sí porque juegan por la camiseta, es por eso que el país pasional y futbolero estaba pendiente del choque a disputarse en la provincia selvática y lejana, y parte del mundo también.
El choque trajo imágenes curiosas. Un gobernador que arriesgó y le salió bien tuvo quince minutos de fama para lucir su perfil político en un laaaaaaargo reportaje efectuado por la dupla periodística, algo poco frecuente últimamente. El saludo entre el consagrado Schiavi y el mediocre Vella, que hace menos de un año languidecían juntos en Newell’s, se habrán dicho mutuamente “¡Mirá donde estamos!” El ya no tan joven Nicolás Landi exhibiendo su capacidad goleadora, insinuando haber leído el libro “Así se define”, el best seller escrito por el inolvidable Pepe Sand en 2007. Al menos, seguro que la película, la vio. River perdió la calma de la mano de un experimentado, el Chori Domínguez, insensato dilapidador de su buen presente se hizo expulsar a poco del inicio, Boca lo terminó ganado con comodidad y al límite del baile. En el tercer contragolpe consecutivo que Mouche desperdició por morfón, de las tribunas le tiraron un pebete de jamón y queso, intacto y envuelto para regalo. Roncaglia con su expulsión le dio una mano a River, a la que el elenco millonario no supo ni pudo agarrarse. Ambos continuaron por la senda que venían transitando en el pasado inmediato, uno gozó y el otro sufrió, pero la historia de este singular clásico se define en cuatro días en Mendoza.
Pero este fue el final de un día a puro fútbol. Antes, Barcelona y Real Madrid protagonizaron un choque extraordinario, señalando el camino que hay que recorrer para llegar a la excelencia en este genial deporte, meta de la que nuestro fútbol cada día se encuentra más distante. No solo nos separa el dinero, también nuestra propia incapacidad a la hora de planificar, en la mayoría de los clubes. Al mediodía de la jornada extraordinaria, tuvimos una clara pauta de cómo están las cosas. La información sorprendió más por su inverosimilitud que por su viabilidad: Resulta que varios clubes amenazados por el descenso que se develará en junio próximo tenían intenciones de reunirse para plantear la anulación de los mismos. Esto significa que un presidente tuvo la descabellada idea, que otros tomaron sin sonrojarse pero con distinto grado de compromiso, por si las moscas. Consultado como titular de la Secretaría de Torneos de AFA, la voz oficial fue la del Presidente de Lanús señalando sin ser grosero lo absurdo de la idea, que el secretario general del gremio de los futbolistas también criticó, en este caso sin ahorrar adjetivos descalificadores para con los impulsores de semejante locura. En cambio sin ser ofensivo con sus pares, Nicolás Russo aprovechó los micrófonos para alertar cual es el verdadero problema de nuestro fútbol, dejando en claro que la entidad madre debe efectuar un control mucho más exhaustivo sobre el proceder de las conducciones, principalmente respecto de la economía, citando ejemplos contundentes, como que un club muy endeudado no quiso transferir a un jugador en cifras millonarias hace seis meses, y ese jugador quedará libre al cabo del presente semestre, sin aclarar si se refería como parece a Botinelli y a San Lorenzo. También hizo mención de otro club muy endeudado que contrató a un jugador por cifras millonarias, sin aclarar que eso ocurrió en Independiente y que el jugador es el Tecla Farías. Además señaló la grave situación que puede generar la inexistencia de mercados para ubicar valores en el exterior, en tanto clubes en rojo repatrían figuras prometiéndoles pagar lo que no tienen. Habló también de que resulta imperioso renegociar las sumas que se reciben por la participación internacional Las merecidas frases ofensivas, otra vez, corrieron por cuenta de Sergio Marchi, que se preguntó “no se que habrán tomado” en referencia a algunos de estos cuestionados dirigentes. Eso sí, a la hora de señalar un club ejemplar, Marchi tampoco escatimó elogios para con el club Lanús y su conducción de las tres últimas décadas
La prensa nacional, sin profundizar sobre el fondo del problema, se preocupó por informar y criticar la increíble noticia y luego pasar al tema del día, el gran choque a disputarse por la noche en Resistencia. Lo que queda pendiente de discusión es cómo reglamentar y controlar desde la Asociación regidora el accionar de los dirigentes de los clubes para que nuestro fútbol tenga la seriedad que semejante negocio requiere, un negocio millonario planteado en forma tal, que los únicos que pierden son los clubes. Cuando la noticia se convirtió definitivamente en bochorno, los clubes convocados se abrieron de la responsabilidad de haber prometido concurrir a la trunca reunión antidescenso, dejando en descubierto a su mentor, el desconcertante Carlos Abdo. La imagen del exitoso y jovial empresario millonario paraguayo que llegó a la conducción de San Lorenzo en busca de fama, algo que logró pero de manera impensada, ya que hoy no puede ni ir a cenar tranquilo con su familia, en tanto ve dilapidarse la fortuna que seguramente invirtió y despeñarse el prestigio que tenía hace apenas un año atrás, hoy su temor es pasar a la historia como el responsable de hundir al club de sus amores en un abismo impredecible. Su despeinada figura apareció en escena para exhibir el dramático presente que le toca vivir, la muestra gratis de que este estilo de conducción institucional debe desaparecer definitivamente para que el fútbol siga viviendo.
Desde hace algunos días, la tensión del país futbolero iba aumentando en la misma medida que se acercaba la hora de un superclásico muy especial e impensado, un partido que muchos de los protagonistas no querían jugar por temor a los costos que deberían pagar ante una eventual derrota, pero que todos los simpatizantes querían ver, porque se trataba de un desafío inédito: El clásico del verano enfrenta a Boca campeón invicto del reciente Torneo Apertura 2011, ante River en el Nacional “B” sin terminar de consolidarse como puntero, pero con un equipo que ilusiona por juventud y categoría, con la participación de figuras que vuelven del primer mundo manteniendo plena vigencia. Los protagonistas –dirigentes, cuerpo técnico, futbolistas- temen el choque porque juegan por plata, y como es lógico, son conservadores. Los hinchas, la cuarta pata, lo querían si o sí porque juegan por la camiseta, es por eso que el país pasional y futbolero estaba pendiente del choque a disputarse en la provincia selvática y lejana, y parte del mundo también.
El choque trajo imágenes curiosas. Un gobernador que arriesgó y le salió bien tuvo quince minutos de fama para lucir su perfil político en un laaaaaaargo reportaje efectuado por la dupla periodística, algo poco frecuente últimamente. El saludo entre el consagrado Schiavi y el mediocre Vella, que hace menos de un año languidecían juntos en Newell’s, se habrán dicho mutuamente “¡Mirá donde estamos!” El ya no tan joven Nicolás Landi exhibiendo su capacidad goleadora, insinuando haber leído el libro “Así se define”, el best seller escrito por el inolvidable Pepe Sand en 2007. Al menos, seguro que la película, la vio. River perdió la calma de la mano de un experimentado, el Chori Domínguez, insensato dilapidador de su buen presente se hizo expulsar a poco del inicio, Boca lo terminó ganado con comodidad y al límite del baile. En el tercer contragolpe consecutivo que Mouche desperdició por morfón, de las tribunas le tiraron un pebete de jamón y queso, intacto y envuelto para regalo. Roncaglia con su expulsión le dio una mano a River, a la que el elenco millonario no supo ni pudo agarrarse. Ambos continuaron por la senda que venían transitando en el pasado inmediato, uno gozó y el otro sufrió, pero la historia de este singular clásico se define en cuatro días en Mendoza.
Pero este fue el final de un día a puro fútbol. Antes, Barcelona y Real Madrid protagonizaron un choque extraordinario, señalando el camino que hay que recorrer para llegar a la excelencia en este genial deporte, meta de la que nuestro fútbol cada día se encuentra más distante. No solo nos separa el dinero, también nuestra propia incapacidad a la hora de planificar, en la mayoría de los clubes. Al mediodía de la jornada extraordinaria, tuvimos una clara pauta de cómo están las cosas. La información sorprendió más por su inverosimilitud que por su viabilidad: Resulta que varios clubes amenazados por el descenso que se develará en junio próximo tenían intenciones de reunirse para plantear la anulación de los mismos. Esto significa que un presidente tuvo la descabellada idea, que otros tomaron sin sonrojarse pero con distinto grado de compromiso, por si las moscas. Consultado como titular de la Secretaría de Torneos de AFA, la voz oficial fue la del Presidente de Lanús señalando sin ser grosero lo absurdo de la idea, que el secretario general del gremio de los futbolistas también criticó, en este caso sin ahorrar adjetivos descalificadores para con los impulsores de semejante locura. En cambio sin ser ofensivo con sus pares, Nicolás Russo aprovechó los micrófonos para alertar cual es el verdadero problema de nuestro fútbol, dejando en claro que la entidad madre debe efectuar un control mucho más exhaustivo sobre el proceder de las conducciones, principalmente respecto de la economía, citando ejemplos contundentes, como que un club muy endeudado no quiso transferir a un jugador en cifras millonarias hace seis meses, y ese jugador quedará libre al cabo del presente semestre, sin aclarar si se refería como parece a Botinelli y a San Lorenzo. También hizo mención de otro club muy endeudado que contrató a un jugador por cifras millonarias, sin aclarar que eso ocurrió en Independiente y que el jugador es el Tecla Farías. Además señaló la grave situación que puede generar la inexistencia de mercados para ubicar valores en el exterior, en tanto clubes en rojo repatrían figuras prometiéndoles pagar lo que no tienen. Habló también de que resulta imperioso renegociar las sumas que se reciben por la participación internacional Las merecidas frases ofensivas, otra vez, corrieron por cuenta de Sergio Marchi, que se preguntó “no se que habrán tomado” en referencia a algunos de estos cuestionados dirigentes. Eso sí, a la hora de señalar un club ejemplar, Marchi tampoco escatimó elogios para con el club Lanús y su conducción de las tres últimas décadas
La prensa nacional, sin profundizar sobre el fondo del problema, se preocupó por informar y criticar la increíble noticia y luego pasar al tema del día, el gran choque a disputarse por la noche en Resistencia. Lo que queda pendiente de discusión es cómo reglamentar y controlar desde la Asociación regidora el accionar de los dirigentes de los clubes para que nuestro fútbol tenga la seriedad que semejante negocio requiere, un negocio millonario planteado en forma tal, que los únicos que pierden son los clubes. Cuando la noticia se convirtió definitivamente en bochorno, los clubes convocados se abrieron de la responsabilidad de haber prometido concurrir a la trunca reunión antidescenso, dejando en descubierto a su mentor, el desconcertante Carlos Abdo. La imagen del exitoso y jovial empresario millonario paraguayo que llegó a la conducción de San Lorenzo en busca de fama, algo que logró pero de manera impensada, ya que hoy no puede ni ir a cenar tranquilo con su familia, en tanto ve dilapidarse la fortuna que seguramente invirtió y despeñarse el prestigio que tenía hace apenas un año atrás, hoy su temor es pasar a la historia como el responsable de hundir al club de sus amores en un abismo impredecible. Su despeinada figura apareció en escena para exhibir el dramático presente que le toca vivir, la muestra gratis de que este estilo de conducción institucional debe desaparecer definitivamente para que el fútbol siga viviendo.
por Marcelo Calvente
marcelocalvente@hotmail.com
http://corazongranate.blogspot.com/2012/01/futbol-absurdo-y-pasional-pero-bien.html
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