Después de la Segunda Guerra Mundial, mientras Europa resurgía vertiginosamente, Sudamérica empezaba a sufrir el nuevo ordenamiento político y económico. Las ligas de fútbol más importantes del viejo continente, Inglaterra, Italia, Alemania, y también las de segundo orden, como Francia, Holanda, Portugal y varias más, superada las crisis que trajo la contienda, moviendo dinero fuerte, empezaron a conformar sus equipos comprando a los mejores valores surgidos en Sudamérica, y hasta los clubes más poderosos de Argentina y Brasil, que antes se nutrían de los mejores valores de los equipos chicos de sus países, tuvieron que sucumbir ante el poder del dinero. Hasta la determinante aparición de la TV, el sujeto del negocio eran los clubes de fútbol. Y las Asociaciones, con la FIFA a la cabeza, eran los dueños de dicho negocio. Hoy, el dinero que mantiene al fútbol ya no entra por ventanilla, ingresa mucho más por la venta de publicidad para millones de telespectadores, que por algunas decenas de miles entradas vendidas por partido. Como consecuencia, podemos afirmar que el negocio ha cambiado de manos, y que las Asociaciones, y con ellas los clubes, se han convertido en un intermediario entre el nuevo dueño, las cadenas de televisión, y los principales actores de siempre, los futbolistas.
El empobrecimiento del fútbol argentino tiene un gran responsable: la AFA, con Julio Grondona a la cabeza, pero con la anuencia de los dirigentes de todos los clubes asociados. Para sostener su poder durante más de treinta años fue tejiendo una red de lealtades, que ya por temor o connivencia, fue suficiente para cerrar un bochornoso contrato de cesión exclusiva de los derechos de transmisión. Ese contrato, que repartió mendrugos durante veinte años, fue el principio del fin. Año tras año, una rara mezcla de ineptos y corruptos, de la cual Miele, Ducatenzeiler, Destéfano, Pompilio y Aguilar son apenas una muestra, llevó a cabo el endeudamiento de en todos los clubes, pero en mayor medida en los más grandes. Cada gestión fue dejando más complicada a la siguiente, el fútbol argentino tal como estaba formulado, precipitaba indefectiblemente a la ruina a sus antiguos dueños.
El notable distanciamiento económico entre el primero y el tercer mundo abrió una puerta a las instituciones de este lado, permitiéndoles vender a sus mejores valores a cambio de cifras cada vez más elevadas. Algunos, sin comprender la necesidad de invertir para organizar una estructura formativa, empezaron a dilapidar los ingresos en la compra de jugadores que les permitieran animar los torneos. Otros, directamente vaciaron las tesorerías. Sólo unos pocos, primero Vélez, y luego Estudiantes y Lanús, pegaron el golpe de timón y el fruto de largos años de trabajo serio en sus respectivas canteras empezó a verse reflejado también en el poderío deportivo. Algunos otros tratan de seguir los mismos pasos, como Argentinos, Godoy Cruz y Banfield, algo que a ninguno le resulta sencillo. En 2009 Vélez se dejó llevar por la tentación de adquirir figuras relevantes -Maxi Morales, Hernán López, Sebastián Domínguez, Montoya y Larrivey- y logro ser Campeón. No obstante, y pese a que su presupuesto es demasiado elevado, sigue promoviendo valores para comercializar a futuro, siempre y cuando la crisis internacional no interponga un freno a los mercados.
Estudiantes, quien el próximo domingo dirimirá el título de Campeón del Clausura con el sorprendente Argentinos del Bichi Borghi, presenta una situación singular. A partir del regreso triunfador de Sebastián Verón, quien además de su pasión de hincha también puso dinero, el Pincha fue recorriendo rápida y exitosamente el camino hacia la gloria. Obtuvo un nuevo título local en 2006, fue finalista en la Copa Sudamericana 2008, Campeón de la Libertadores 2009 y finalista en el último Mundial de Clubes. Deportivamente se ubicó un escalón más arriba del resto, pero su elevado presupuesto –que duplica holgadamente al de la mayoría de los clubes argentinos- y los pocos jugadores propios que actúan en el primer equipo esbozan un panorama complicado de cara al futuro inmediato. Tiene muchos valores a préstamo que recuperaron cotización e indefectiblemente emigrarán. y deberá invertir nuevamente para reemplazarlos, ¿Seguirá disponiendo de dinero? Club que no forma, no vende; club que no vende, se funde. No sabemos si encontraron una fórmula mágica desconocida, pero nada indica que así sea.
Lanús, la institución que mejor ha comprendido la nueva realidad y sigue apostando la riqueza obtenida con varias ventas millonarias al crecimiento y las obras, se encuentra ahora ante la misma presión que han sufrido Vélez y Estudiantes: La exigencia de nuevas conquistas deportivas por parte de una mayoría de sus socios e hinchas. Y los dirigentes, entre la espada y la pared, anuncian la intención de seguir el camino de Vélez, y contratar jugadores para reforzar un equipo nutrido de jóvenes promesas formadas en el club, que aparentemente seguirá siendo dirigido por un técnico también joven y de la casa, trabajador y muy capaz, pero un tanto empecinado en reinventar el fútbol desde lo táctico. Difícilmente puedan conformar a muchos sin apartarse de la prudencia. Con el final de la competencia, y mientras se dispute el Mundial de Sudáfrica, en la ciudad pasional y futbolera se vivirán días de intensa polémica.
por Marcelo Calvente
http://corazongranate.blogspot.com/2010/05/entre-la-espada-y-la-pared.html
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