Su rendimiento jamás justificó su cotización, pero su llegada al club en junio de 1999 jerarquizó a un plantel plagado de nombres propios ignotos para el fútbol de Primera División. El peruano Jorge Antonio Soto (40) fue uno de los tantos futbolistas sudamericanos que anclaron en Lanús tras rendir destacadamente en la Copa América celebrada el mismo año en Paraguay. Y su figura dejó una huella para los más chicos.
“Jugar en el fútbol argentino fue un paso más que importante en mi carrera. En Lanús me di el gusto de compartir el vestuario con grandes jugadores como Diego Klimowicz y el Chango Cravero, de los que aprendí mucho”, cuenta Soto, retirado del fútbol hace dos años tras un fugaz paso por el FBC Melgar, de Perú.
La historia del moreno en Lanús es, cuanto menos, particular. Proveniente del Sporting Cristal de su país -donde disputó 222 encuentros oficiales-, el Camello arribó al fútbol criollo como una de las máximas atracciones de un campeonato que, a la postre, sería dominado de punta a punta por el exquisito River de Ramón Ángel Díaz.
El peruano debutó con la camiseta granate el 8 de agosto de 1999, en el empate sin goles ante Belgrano de Córdoba, en condición de local. A partir de allí, fue titular en los 15 encuentros de los que participó bajo la conducción técnica de Mario Zanabria y, luego, de Miguel Ángel Russo. Después, emigró. Y ya nadie volvió a preguntar por él.
Sin embargo, durante su corta etapa como futbolista de Lanús, en la que convirtió tres goles -uno a Racing y dos a Instituto de Córdoba- Soto forjó una fuerte amistad con Luis Zubeldía, el actual entrenador del conjunto granate en Primera División.
“Tengo un gran aprecio por Luis. Siempre tuvimos una excelente relación y por eso decidí viajar a la Argentina para visitarlo. Son pocas las veces en las que uno encuentra amigos en el ambiente del fútbol, y Zubeldía para mí es uno de ellos”, cuenta el Camello.
Las constantes lesiones en su rodilla derecha y el desgaste físico propio de un hombre de cuatro décadas fueron algunas de las razones por las que el ex volante de la selección blanquiroja decidió colgar los botines y, de inmediato, iniciar el curso de director técnico.
“Ahora es tiempo de arrancar un nuevo desafío, desde la banca de algún equipo. No será fácil, pero estoy muy ilusionado con este proyecto. Al regresar a Perú, voy a iniciar gestiones con algunos equipos nacionales para dar mis primeros pasos como entrenador”, se entusiasma el futbolista que actuó también en Deportivo Municipal, Flamengo, San Luis de México y Alianza Lima.
Para reafirmar algunos conceptos aprendidos durante el curso, Soto aprovechó su pasaje a la Argentina para intercambiar ideas con su viejo amigo Luis Zubeldía. “El Pampa es un modelo a seguir para los entrenadores que recién comenzamos en la dirección técnica. Lo observé durante cinco días y aprendí muchísimo. Sin dudas, es uno de los mejores técnicos de Sudamérica y tiene un gran futuro. Le va a hacer muy bien a Lanús”, asegura.
A más de una década de su último día en la ciudad, el Camello quedó sorprendido por el presente de la institución y remarcó el crecimiento popular del club: “Lanús ya no es lo que era en otro tiempo. Se ha convertido en una entidad modelo que crece a pasos agigantados. La calidez de su gente merece un presente así, repleto de satisfacciones. Jamás olvidaré mi paso por este lugar. Hasta el último día llevaré a Lanús en mi corazón”.
http://datagrana.wordpress.com/2010/04/27/hasta-mi-ultimo-dia-llevare-a-lanus-en-mi-corazon/
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