Lanús, cada día mas grande

HASTA LA LUNA EN BIROME.-

Acaso lo más curioso no era el carácter demencial de la propuesta, sino la palmaria locura de plantear dificultades en el regreso.
Pero así fue; dan fe de ello centenares de protagonistas, lanzados a la recuperación institucional más asombrosa que fuera vista por esta tierra pomposamente denominada crisol de razas, testigo y destinataria de esfuerzos titánicos a la hora de construirla.
No aburre la historia sino la forma en que es contada; hasta el cansancio de aquellos que por humildad, genética o incorporada, omiten el abundamiento en el tema que propende recurrentemente al olvido injusto, conspira precisamente con el viejo lema de no recorrer en vano el camino de los padecimientos.
La cuestión resumida es que efectivamente se hizo el remanido viaje al satélite natural. No encontramos otra frase para la epopeya granate: es indefinible semejante despliegue de entrega, generosidad, grandeza en el anonimato, de los socios devenidos a dirigentes y el acompañamiento prudente primero y desenfrenado después de todo un pueblo que recuperó a su hijo más amado: el Club.
El anecdotario popular abarca desde las bolsas de cemento, las publicidades de pequeños comercios e industrias de la ciudad que jamás tendrían recupero en trascendencia propagandísticas, las incontables y cotidianas muestras de generosidad de trabajos profesionales regalados, los aportes mínimos hechos con esfuerzos máximos, pero sobre todo la pertenencia y el orgullo de sentirse parte de una maravillosa comunidad de ideales sublimados por el escudo más lindo del mundo.
¿Para qué traer estas cuestiones ahora? Justo cuando los tesoreros están sentados en una reserva impensada cuyo mayor desafío es tenerla a resguardo en un mundo tan global como inseguro, en una sociedad donde abundan rapiñeros profesionales y lacras de lúmpenes dispuestos a sacrificar en provecho propio años de esfuerzos comunes.
Ni más ni menos que a fines del 2010, cuando podemos señalar con el dedo al noventa por ciento del mercado nacional de pases para el fútbol y elegirlo como un regalo ofrendado a tanta austeridad acumulada.
¿Qué necesidad de recordar no sólo el dolor y el esfuerzo sino esa gesta que ya es historia?
Tocamos el cielo allá en Colombia y en la Bombonera y sin descorchar nada el estadio interminable y nuevas obras y sedes se asoman; pasó el Jardín de Infantes, se inauguró el Instituto y ya está en ejecución el Secundario.
Es la vuelta de la Luna lo que complica el rendimiento de nuestro cohete a propulsión de tinta indeleble.
A ver, a ver: pero si es refácil....la locura jamás estuvo exenta de audacia....pero tampoco de humildad; el capricho era terquedad extrema para recuperarnos y ser definitivamente grandes, pero usando siempre la primera del plural; solidarios por convicción suprema, convencidos que todos somos pocos.

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