Muchos pensaban que Messi y Mascherano eran los únicos que tenían su lugar asegurado, pero se equivocaron. Hubo un jugador que en un principio parecía ser complemento y terminó incluso por modificar el esquema que Maradona tenía pensado. Con esfuerzo, sacrificio y virtudes de las más importantes con la pelota, Tevez se convirtió en una pieza fundamental y casi inamovible.
Muchos pensaban que su esencia, más ligada al barullo futbolístico y la garra de ir en todas las jugadas como si fuera la última, iba a perjudicar al orden colectivo. También se equivocaron. Apto para posicionarse en varios lugares de la cancha, más allá de que su máximo potencial lo consigue en los últimos metros, es capaz de correr a sus rivales hasta dejarlos sin aire. Es el primer defensor del equipo.
Muchos pensaban que después de una fase inicial accesible desde la previa, y exitosa también en los resultados, Maradona iba a ser algo más cauteloso en su planteo. Se equivocaron, claro. Ya había dado razones para que se confiara en él y contra México las confirmó. Se lo destacó por su lucha. Se lo señaló como un fiel reflejo de la sociedad. Se lo conoce como Tevez, el jugador del pueblo.
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