El Granate logró empatarle sobre la hora a Atlético, con uno menos. Fue 2 a 2. Fabio Escobar marcó los dos goles del local, mientras que Hoyos había puesto el descuento para el visitante. Blanco se fue expulsado en los de Zubeldía.
Lanús no es lo que supo ser. El mal comienzo en el torneo y la cosa casi sentenciada en la Sudamericana, así lo demuestran. Pero el Granate conserva parte de su identidad. Esa que habla del orden y del atrevimiento y que hoy salió a relucir en el adverso terruño tucumano, donde el Granate rescató un punto en el final ante un Atlético que lo dejó escapar, en pecados de novato en Primera.
Hay que decir que Atlético, en su cancha, será duro para todos. Lo sufrió Boca hace poco y hoy lo empezó a padecer Lanús. Es que Rivoira sabe bien que el torneo aparte que juega su equipo (el de los Promedios, claro está) los puntos de local pueden ser determinantes. Por eso puso todos sus mejores atacantes desde el arranque.
Por momentos esta aglomeración de delanteros no le funcionó a los tucumanos, que apostaron por el manejo del convocado Rodríguez para poder abrir el fondo Granate. Las cosas no le salían porque el visitante también se abría al golpe a golpe e incluso contó con mejores chances en el arranque.
Sin embargo, Blanco se fue expulsado prematuramente. Un jugador acostumbrado a ser marcado, marcó y lo hizo mal, por lo que vio dos rápidas amarillas, que hipotecaron las aspiraciones de los suyos por el resto del partido.
Recién en la segunda parte llegarían las emociones y empezaron para el local. Escobar se zambulló en una palomita que terminó en el fondo de la red y abrió el carnaval tucumano. Parecía que ese tanto era un golpe al mentón del golpeado rival, que encima poco después volvió a sufrir al goleador guaraní, tras un gran desborde de Longo y complicidad de Caranta.
Estaba muerto Lanús y Zubeldía, lejos de desesperarse mantenía la calma y lo transmitía con sus cambios. Puso a Peralta, soltó a Salvio y le dio terreno a Ledesma. La misión de la remontada era complicada, más por la falta de energías producto de la excursión ecuatoriana, pero el destino le hizo un guiño.
Hoyos ganó en lo alto de un córner y la ubicó abajo, junto a un palo. Un gol que hizo recobrar repentinamente a la memoria de un equipo que todavía conserva sus bases. Tanto envalentonó esto a los bonaerenses que minutos después encontró al pequeño Peralta ganando en lo alto y poniendo una igualdad inmerecida, pero valorada.
Atlético tenía todo y se quedó sin nada. Lanús se llevó poco para la tabla, pero mucho para un equipo herido que quiere volver a ser.
http://tycsports.com/global/not_detail.php?id=52876
Lanús no es lo que supo ser. El mal comienzo en el torneo y la cosa casi sentenciada en la Sudamericana, así lo demuestran. Pero el Granate conserva parte de su identidad. Esa que habla del orden y del atrevimiento y que hoy salió a relucir en el adverso terruño tucumano, donde el Granate rescató un punto en el final ante un Atlético que lo dejó escapar, en pecados de novato en Primera.
Hay que decir que Atlético, en su cancha, será duro para todos. Lo sufrió Boca hace poco y hoy lo empezó a padecer Lanús. Es que Rivoira sabe bien que el torneo aparte que juega su equipo (el de los Promedios, claro está) los puntos de local pueden ser determinantes. Por eso puso todos sus mejores atacantes desde el arranque.
Por momentos esta aglomeración de delanteros no le funcionó a los tucumanos, que apostaron por el manejo del convocado Rodríguez para poder abrir el fondo Granate. Las cosas no le salían porque el visitante también se abría al golpe a golpe e incluso contó con mejores chances en el arranque.
Sin embargo, Blanco se fue expulsado prematuramente. Un jugador acostumbrado a ser marcado, marcó y lo hizo mal, por lo que vio dos rápidas amarillas, que hipotecaron las aspiraciones de los suyos por el resto del partido.
Recién en la segunda parte llegarían las emociones y empezaron para el local. Escobar se zambulló en una palomita que terminó en el fondo de la red y abrió el carnaval tucumano. Parecía que ese tanto era un golpe al mentón del golpeado rival, que encima poco después volvió a sufrir al goleador guaraní, tras un gran desborde de Longo y complicidad de Caranta.
Estaba muerto Lanús y Zubeldía, lejos de desesperarse mantenía la calma y lo transmitía con sus cambios. Puso a Peralta, soltó a Salvio y le dio terreno a Ledesma. La misión de la remontada era complicada, más por la falta de energías producto de la excursión ecuatoriana, pero el destino le hizo un guiño.
Hoyos ganó en lo alto de un córner y la ubicó abajo, junto a un palo. Un gol que hizo recobrar repentinamente a la memoria de un equipo que todavía conserva sus bases. Tanto envalentonó esto a los bonaerenses que minutos después encontró al pequeño Peralta ganando en lo alto y poniendo una igualdad inmerecida, pero valorada.
Atlético tenía todo y se quedó sin nada. Lanús se llevó poco para la tabla, pero mucho para un equipo herido que quiere volver a ser.
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